Mención Especial del Concurso Internacional de Escritura Creativa
RESUMEN PRESENTADO AL CONCURSO
Los cuentos de Orquídeas en la nada fueron escritos durante un viaje, pero no a un lugar, sino a un tiempo remoto que no transcurre. Sus valores, sus hallazgos, son antiguos, mas, no obstante, vigentes. Hay cosas que no cambian, ciertas alegrías, ciertos dolores. Se mantiene el orden cronológico, de tal manera que puedan servir de compañía a quienes emprendan un viaje similar. Sus estilos narrativos son diversos, pues cada cuento tiene su propia necesidad expresiva. Se procura mostrar la verdad que cada uno encierra, sin que la expresión resalte más que la misma verdad.
VEREDICTO
Robert Echeto, Joaquín Ortega y Fedosy Santaella, en representación de ASOCIEC, deliberaron en torno a los libros de cuentos participantes en el Concurso Internacional de Escritura Creativa, y llegaron al siguiente veredicto:
El primer premio lo obtiene el libro de cuentos Yo no maté al perrito y otros cuentos de enemigos, presentado bajo el seudónimo Davinchi, y cuyo autor, al abrir la plica, resultó ser David Betancourt, de Colombia. Yo no maté al perrito y otros cuentos de enemigos es un libro que se caracteriza por su fluidez narrativa, su estilo directo y desenfadado, y por la fusión acertada del humor y del drama en historias originales donde las situaciones absurdas son resueltas con venenosa efectividad.
Acordamos también darle una mención especial al libro Orquídeas en la nada, título presentado bajo el seudónimo Ismene, y cuya autora resultó ser Marisabel Contreras, de Venezuela. Orquídeas en la nada nos interesó por su delicado manejo del lenguaje, por sus historias llenas de referencias clásicas sin llegar al exhibicionismo intelectual y por la calidez humana de sus historias.
CONTENIDO
Prefacio
SENTIDO COMÚN
EL ASESOR
LUZ DE LUNA
DANZA EN EL MAR
LOS RESUCITADOS
ORQUÍDEAS EN LA NADA
DESTELLOS
TRANSMIGRACIÓN
BAJO CONTROL
VICTORIA
VIRAJE
ENCANTAMIENTOS
MÁS ALLÁ
REGRESOS
EL ROMPECABEZAS
Lista de orquídeas
COMIENZO DEL CUENTO ORQUÍDEAS EN LA NADA
Orquídeas, tepuyes, agua en sus mil formas, selva inmensa. Inmensa como mi pena. Pena que no muestra su hondura, como los ríos que parecen espejos pero que al tocarlos son aguas profundas. Te has ido, tú que parecías eterno. Tal vez lo seas, sin embargo, ahora que tus cenizas han sido enterradas en la montaña. Pero ya no te hablaré más, ya no te veré más. La soledad me abraza, querido tío Julián, amigo mío.
Ha debido ser otro, algún poeta, quien escriba tu historia tan unida a la mía. Quizá la selva misma lo podría hacer mejor. ¿Pero para quién? ¿Por qué motivo? Las elegías son piezas solemnes para recordar a alguien sobresaliente y tú no eras así; eras, tan sólo. Fuiste todo lo que un hombre puede ser únicamente siendo. ¿A quién le importa que un hombre sólo haya sido un hombre? Lo que parece importar es que un hombre haya pretendido ser más que un hombre y tú no lo quisiste. Preferiste ser tú, apartado en esta selva, cultivando orquídeas multicolores.
Nosotros dos decididos a ser, o más bien a estar, yo en la ciudad, tú en la selva. Escribiré tu historia de pura y honesta nada, yo que también soy nada. Quizá por eso deba ser yo. Otros tratarían de llenarte de honores. Dirían, por ejemplo, que cultivaste orquídeas magníficas, que no hubo un orquidiario como el tuyo, y no te verían sentado frente a tus flores, mirándolas absorto, rendido ante su belleza. Dirían que volviste sabios a unos niños sencillos, y no te verían rodeado de muchachos, contándoles historias. Porque yo sé que no eras nada. Cuando la descubriste, cuando la nada se tragó tu amor, también te sumergiste en ella, sin rabia, sin rencor.
Y viviste en la nada desde entonces, llenándola de orquídeas.
MARISABEL ESCRITORA 